El naciente Estado argentino
organizó la campaña con meticulosidad anglosajona.
Una parte importante del gasto fue sostenido por capitales ingleses,
en seguida premiados con la entrega de propiedades. Corría
el año 1879 y el avance hacia las tierras habitadas por
los mapuches se paró temporalmente en la costa del río
Neuquén, en el lugar donde más tarde se fundaría
la homónima ciudad. Las atrocidades cometidas por las
tropas del General Roca, quien fuera el próximo Presidente
de la República Argentina, quedan en el trasfondo de
la empresa, que pasó a la historia como la "Campaña
del desierto". Esta definición encierra en sí
misma la desconsideración hacia el pueblo originario
que vivía en Patagonia y en la actual Provincia de La
Pampa.
La dinámica resultó contemporánea y similar
a la que ocurría en el oeste de los Estados Unidos. Los
tratados y las precedentes relaciones comerciales con los indígenas
dejaron de existir, y el ejercito enfrontó con rifles
a los enemigos armados con arcos y flechas. La estrategia de
la tierra quemada comportó destrucciones y ejecuciones
masivas. El último jefe en rendirse fue Valentín
Sayeque, que se entregó en Junín de los Andes
en enero de 1885. El Estado argentino se extendió en
pocos años desde la provincia de Buenos Aires hasta la
Tierra del Fuego e inmensas estancias comenzaron a poblar el
paisaje meridional. La marcha provocó la desaparición
de enteras etnias como los Onas en el extremo sur, la dispersión
o la segregación en reservas de los que sobrevivieron.
Una imagen emblemática de la época muestra un
grupo de fueguinos presentados como caníbales y fenómenos
de circo durante la Exposición Internacional de París
de 1889
1.
La mayoría de los mapuches argentinos vive en las provincias
patagónicas de Neuquén, Río Negro y Chubut.
Grupos significativos están presentes en Santa Cruz y
en La Pampa. Si bien no existen estadísticas oficiales,
su numero se calcula en unos 300.000 miembros. En Chile alcanzan
el millón y representan un décimo de la población.
En ambas vertientes de la cordillera, la mayoría de los
indios emigró con el tiempo hacia las ciudades, poblando
típicos barrios degradados latinoamericanos. Un fenómeno
reciente es el regreso de muchas comunidades a la cultura tradicional,
dentro de lo que se llama el "levantamiento indígena".
La Provincia de Neuquén es la realidad más avanzada.
La Confederación local representa 45 comunidades y, con
los grupos urbanos, anima la Coordinadora de las Organizaciones
Mapuches. Su sede está en un barrio de mayoría
indígena y comprende un centro cultural, laboratorios
creativos y la redacción del
"Werken Kuruf",
El Mensajero del Viento. Se trata de una revista periódica
de tirada limitada hecha por el Grupo de Apoyo y distribuida
gratuitamente hasta la Provincia de Santa Cruz y en Chile. La
historia de la Confederación empieza en los años
70 en el interior de la Pastoral del Trabajo, de la cual se
distanciaría más tarde. Una figura crucial del
catolicismo post-conciliario fue Jaime Francisco de Nevares,
obispo de Neuquén hasta 1991. La Confederación
fue proscrita durante la dictadura, volviendo a la legalidad
en el 1983. La reanudación llegó con la adhesión
al movimiento panamericano de denuncia del genocidio que acompaño
el "descubrimiento" de América. El 1992 registró
una movilización sin precedentes y el surgimiento de
organizaciones hermanas en las provincias meridionales y en
Chile.
Desde entonces el tema de la identidad se convierte en el elemento
central de la lucha indígena. El idioma nacional, la
cultura, la enseñanza de la historia oficial y la religión
católica son puestos en entredicho. En las comunidades
se reafirman las autoridades originarias, se vuelve al uso de
la lengua aborigen y a la celebración de las ceremonias
ancestrales. La organización social mapuche es esencialmente
horizontal, solidaria, y vinculada a un fuerte espiritualismo
natural. El
lonko es el cacique elegido por la comunidad,
al lado del cual se encuentran el
pijan kuse y el
werken.
Figuras, la del sacerdote y del mensajero, asumidas indiferentemente
por hombres y mujeres. El hecho de su reciente colonización,
y la incompatibilidad entre cosmovisión mapuche y cultura
dominante han permitido la conservación de las antiguas
costumbres y su renacimiento en años recientes.
Es frecuente el caso de comunidades que en el último
decenio han atravesado las distintas fases del proceso de identificación.
De este asunto hablamos con Jacinto Claleo, desde algunos años
lonko de Gelay Ko a 150 Km de Neuquén: "Hasta
los años 60, la mayoría hablaba
mapudugun,
luego el idioma empezó a desaparecer. Los jóvenes
fueron emigrando y los campos empezaron a despoblarse".
Los mapuches no viven en pueblos, sino que diseminan sus casas,
las
rukas, alrededor de los pastos. Las tierras patagónicas
son áridas, a menudo semidesérticas, sólo
aptas para crear ovinos. Gelay Ko Al inicio de los años
90 retomaba sus autoridades originarias y empezaba la recuperación
del
mapudugun. "Cuatro años atrás
decidimos volver a nuestra religión. Dejamos claras nuestras
intenciones y los pocos puntos que veíamos en común
con el catolicismo. Después de varios intentos, los curas
dejaron de venir; sólo diez familias siguieron siendo
católicas".
Alrededor de nosotros y hasta el horizonte, pastos flacos azotados
por los vientos. A lo lejos, casas de ladrillos y cal. Los muebles
son esenciales: mesa, sillas y una cocina a leña, que
en invierno sirve también de estufa. En un rincón
hay una gran bandera mapuche. En las comunidades, durante los
últimos años, las condiciones han empeorado, ya
sea a causa de la caída vertical del precio de la lana,
ya sea por las alambradas que cercan campos que fueron abiertos.
"Hasta 1967" prosigue Jacinto, "conducíamos
el ganado por la veranada hasta la pre-cordillera. Luego empezaron
a cercar, a construir predios para los turistas, a plantar florestas
artificiales
". Resultado: una explotación
excesiva de los pastos de invernada, y el relativo empobrecimiento
del suelo.
El acaparamiento de las tierras es una de las causas del descontento
indígena en las dos vertientes de la cordillera y uno
de los motivos de la caída del precio de la lana. Benetton
tiene en Argentina cerca de 1.000.000 de hectáreas, lo
que equivale a cerca la mitad de la provincia de Tucumán.
La introducción de métodos y maquinaria modernas
ha provocado drásticas reducciones de personal, manteniendo
inalterado el costo de la mano de obra: un pastor gana 200 $
mensuales. Por otro lado, las plantaciones industriales han
alterado el equilibrio hídrico. Las especies introducidas
necesitan grandes cantidades de agua y en consecuencia achican
las napas freáticas y los arroyos.
Gelay Ko fue trastornada en los años '50 tras la llegada
de las compañías petroleras. El suelo, árido
en la superficie, esconde inmensas riquezas en su profundidad.
Petróleo y gas son extraídos en la Patagonia para
alimentar las poderosas economías de la Provincia de
Buenos Aires, del Brasil meridional y de los estados desarrollados.
Sin embargo la miseria local permanece inalterada, y aún
las condiciones de vida han empeorado. Desde hace algunos años
esta comunidad, al igual que Loma de la Lata, más al
norte, se ve obligada a aprovisionarse de agua a través
de auto tanques. Las compañías están perforando
en todos lados, y para llegar al petróleo tienen que
atravesar las napas, contaminándolas. El ganado se enferma
y muere; entre los humanos aumentan sufrimiento y plagas. Son
frecuentes los casos de aflicciones en la piel y en los ojos.
A falta de estadísticas, se señala el crecimiento
de los casos de cáncer. Una investigación del
1998, realizada en el área de Loma, confirmó la
presencia de excesos de plomo en la sangre de los niños
mapuches.
La mayoría de las comunidades de las provincias patagónicas
están asentadas en tierras fiscales, lo que hasta ahora
ha mantenido precario el usufructo de los campos y las posibilidades
de sustentarse. El reconocimiento del título de comunidad
es fundamental para evitar el riesgo de ser vendidos junto al
terreno. Una campaña intensa se está llevando
a cabo para garantizar los asentamientos, ya que aún
se cometen muchos abusos. Un discurso paralelo ha involucrado
las tierras de reserva, cuyos confines han sido redefinidos,
o sencillamente ignorados, muchas veces. Algunas reservas, como
en el 1937 la de Nahuelpán en Chubut, fueron suprimidas
por ley y sus habitantes expulsados. El crecimiento de las organizaciones
indígenas ha provocado un profundo debate sobre la tierra
y la puesta en marcha del proceso de recuperación.
Ocupaciones, abatimientos de alambradas, conflictos con terratenientes
y entes estatales se registran en toda la región. Los
indígenas reivindican sus derechos como habitantes originarios
y levantan el velo sobre la violencia que acompañó
el siglo de normalización. El movimiento parece incompatible
con la política de venta masiva y estímulo de
las inversiones extranjeras sostenida por el gobierno. Hoy se
dan decenas de procesos activos y amplias áreas de choque.
Las tierras recuperadas son distribuidas en lotes individuales
de amplitud proporcional a las necesidades de cada familia.
"El sistema dominante", nos dice Jorge Nahuel, portavoz
de la Coordinadora, "considera la propiedad privada el
valor más sagrado. Pero ha empleado el mismo principio
para legitimar el saqueo de nuestras tierras. La recuperación
choca contra un derecho concebido por intereses particulares.
La lucha no puede ser jurídica, tiene que expresarse
políticamente, por medio de la movilización. A
pesar de que nuestra organización pueda contar con un
equipo de valientes abogados, las condenas por usurpación
son frecuentes. El hecho de que actualmente ninguno esté
preso está relacionado con las denuncias presentadas
a nivel internacional y las campañas de apoyo a nuestra
causa. Existe una contradicción fundamental entre lo
legal y lo que es real. El Estado es muy fuerte jurídicamente,
pero débil moralmente ya que es responsable de la condición
de miseria de mi pueblo".
Una venta masiva de tierras fiscales ha involucrado el área
andina de Plumarí, departamento de Aluminé, a
350 km de Neuquén. Las concesiones se iniciaron en 1995
a través de la Corporación Interestatal Pulmarí,
provocando la reacción de las comunidades locales. Como
consecuencia de las denuncias internacionales, intervino el
Parlamento Europeo enviando una comisión de observación.
Paralelamente se encaminaba una encuesta a cargo del director
del CIP por supuestas irregularidades en las cesiones. El ritmo
de las privatizaciones se aceleraba en sintonía con la
movilización y las intervenciones internacionales. Domenico
Panciotto, empresario italiano, se adjudicaba la propiedad del
lago Pulmarí, planteando la creación de un predio
turístico con pretensiones ecológicas, dirigido
a clientes de elite. En el área se encuentra un lugar
sagrado, al que, como en toda la estancia, una alta alambrada
impide el acceso.
Un rasgo significativo en la manera de expresarse de los mapuche
es la ausencia de estupor ante las fechorías de los
winkas.
Sin embargo los problemas contingentes se sitúan en un
segundo plano, detrás del tema de la recuperación
de la identidad. La posición sostenida por la Confederación
parece radical e inspirada en una suerte de nacionalismo indígena.
"La cuestión de la identidad mapuche está
vinculada, en primer lugar, al contexto cultural" subraya
Nahuel. "Más allá de la inevitable contaminación
determinada históricamente, revindicamos la
pureza
cultural mapuche. El dato genético entra en juego
respecto al origen común. Desde nuestro punto de vista,
un mapuche que adhiere a un sistema religioso extraño,
renuncia a su propia identidad. El miembro de la comunidad que
promueve una espiritualidad ajena es particularmente peligroso
porque opera con pleno conocimiento de su gente. La iglesia
ha elaborado muchas estrategias de penetración. En lo
especifico Don Bosco se planteaba adoctrinar a los jóvenes,
y en particular a los hijos de personas influyentes, para desarrollar
el proceso de evangelización. Nosotros juzgamos esa estrategia
una perversión, ya que se orienta a la destrucción
de nuestra cultura. Una estrategia coordinada y paralela a la
del ejército argentino: los salesianos la aniquilación
espiritual, los militares la física".
La intransigencia expresada por la Coordinadora tiene que ver
con los daños sufridos por la colonización, y
refleja la exigencia de dar un giro decisivo al proceso de renacimiento
de la identidad indígena. Exigencia conflictiva respecto
a los, individuos y organizaciones, que tratan de conciliar
la matriz cultural ancestral con la fe católica. Juan
Fontana es un portavoz
winka del Equipo Nacional Pastoral
Aborigen, organización que tiene fama de haber hecho
propia la filosofía de Nevares. Su intervención
involucra el reconocimiento del status legal de la comunidad,
la educación intercultural, la defensa jurídica,
y la recuperación de las raíces culturales y religiosas
indígenas. "Nuestra acción se inspira en
el ecumenismo del Concilio Vaticano II, en el cual Nevares participó
desde la preparación. Existe un contacto importante entre
el cristianismo y la espiritualidad mapuche".
La cuestión de la educación intercultural se sitúa
en el centro del debate actual. En la provincia de Neuquén,
está en fase de discusión parlamentaria el proyecto
de introducción de la enseñanza bilingüe
en el sistema escolar. Proyecto en el cual la Coordinadora enfatiza
los límites, pero que a nivel nacional representa un
posible modelo y una importante innovación. El riesgo
sería que la enseñanza del
mapudugun prescindiera
de la critica a la interpretación de la historia dada
por los vencedores y que no esté acompañada de
la profundización de la cultura mapuche. El debate representa
una rara ocasión de confrontación entre dos sociedades
que quedaron separadas. Si bien los progresistas neuquinos se
dicen involucrados en la causa indígena, no emerge un
partido o movimiento social que proponga una intervención
concreta. Así se consolida la desconfianza de los mapuches
hacia las instituciones democráticas y su sustancial
extrañeza respecto la lógica partidaria.
A pesar de los positivos resultados obtenidos en el campo, la
mayor parte de los nativos vive en las ciudades. La Coordinadora
pide extender la enseñanza intercultural a los barrios
mapuches, donde plantea intensificar la acción social.
Los grupos urbanos no están todavía estructurados
de forma comunitaria, y quedan fuera de la Confederación.
El estatuto relativo está en vías de modificación
para favorecer su ingreso y su involucración. "Los
hermanos que viven en la ciudad" precisa Nahuel, "tienen
derecho a que se incorpore la enseñanza de su cultura
en los planes educativos, y que se haga equiparándola
a la educación nacional". La intervención
parece importante ya que las consecuencias de la emigración
indígena a la ciudad conducen a la degradación
y al abuso de alcohol.
Si bien los contactos y las colaboraciones a nivel provincial
están bien estructurados, la perspectiva de armar una
organización nacional parece lejana. Un amplio frente
se formó después de la dictadura uniendo movimientos
indígenas y de los derechos humanos con la pastoral católica
y las organizaciones no gubernamentales. El resultado fue la
incorporación de un articulo sobre los derechos de los
pueblos originarios en la Constitución Nacional de 1984.
Se trata de un texto avanzado, cuyos presupuestos fueron sacrificados
dadas las prioridades económicas de un estado en permanente
situación de emergencia. La Coordinadora exprime por
otro lado una franca aversión a la actividad política
de sus militantes, en cuanto implicaría legitimar un
sistema democrático ficticio. "Las democracias"
declara Nahuel," serían verdaderas en el momento
en el que los sectores marginados llegaran a tener representatividad.
Es necesario crear un sistema que supere la lógica partidista.
Los partidos son organismos vacíos de sentido y que persiguen
intereses particulares; son nidos de corrupción en los
cuales no queremos involucrarnos".
La propuesta planteada por la Coordinadora prevé la constitución
de un Parlamento y de un Gobierno autónomos mapuche.
"Queremos elegir nuestros representantes y crear una estructura
que refleje nuestra cultura. Sobre este proyecto tendremos que
movilizarnos cuando se trate la revisión de la Constitución
provincial". El problema que se plantea tiene que ver con
la relación entre institución indígena
y estado. El poder central debería aceptar la delegación
de muchas de las funciones que le son propias. El conflicto
se agudiza hasta la incompatibilidad considerando el tema de
la gestión de los recursos y el derecho propietario.
La dinámica implícita amplifica el riesgo de profundizar
el surco entre los
winkas y los originarios, los cuales,
a pesar de las especificidades, viven en la misma tierra. "Principio
inspirador de nuestra acción es establecer acuerdos y
vínculos con todas las victimas de este sistema. La única
manera de mantener relaciones valientes en el tiempo es que
cada actor defina claramente su línea de acción
y el sentido de sus exigencias. Perspectiva en la cual cada
uno podría crear organismos de representación
propios. El Parlamento Autónomo es un proyecto provincial,
pero nuestra intención es sublevar la cuestión
a nivel de pueblo, más allá de las fronteras nacionales".
El antecedente del Parlamento Mapuche se encuentra en las antiguas
asambleas de las autoridades originarias. Las comunidades tenían
una estructura esencialmente clanica, que se perdió con
la guerra del 1879. La función del
lonko era sustentada
por el patriarca y venía trasmitida linealmente. Con
la intensificación de las exigencias militares se optó
por el método de la elección, que es adoptado
aún hoy. La elección es general e involucra a
la comunidad entera. La propuesta de la Coordinadora resulta
original respecto al compromiso con los mapuches urbanos, y
la tentativa de reforzar sus vínculos con las raíces
culturales. El proceso de recuperación de la identidad
prevé el regreso a la tierra y la puesta en marcha de
instituciones comunitarias a nivel de barrio.
El
Nor feleal es el órgano de la justicia tradicional.
Con el Parlamento y el Gobierno constituye el fundamento del
proyecto de autonomía mapuche. "Un funcionario del
estado" continua Nahuel, "es esencialmente inadecuado
para administrar la justicia en las confrontaciones de un pueblo
y de una cultura que no conoce; el derecho winca es inadecuado
a nuestra sociedad". En la provincia se está discutiendo
la reforma del código penal, y las organizaciones indígenas
han conseguido incluir en el proyecto un articulo sobre el derecho
a la autodeterminación. La justicia sería administrada
por las comunidades en todos los casos que no implicaran un
homicidio. La propuesta tiene antecedentes en los Estados Unidos
y en Colombia, pero es la primera vez que se presenta en Argentina.
Los representantes de la Coordinadora de Neuquén sostienen
que las experiencias locales pueden representar un modelo para
las demás provincias. En este sentido se auspicia la
próxima constitución de una confederación
en Chubut. En Chile, sin embargo, la situación es diferente.
Los espacios de organización parecen limitados a causa
de la agudización del choque con el estado. En Argentina
se subraya como el nivel de represión ha sido inversamente
proporcional a la capacidad organizativa indígena. A
mediados de los años 90, el movimiento atravesó
una fase critica, caracterizada por el crecimiento de los procesos
judiciales, los arrestos y los desalojos. La experiencia llevó
a cambiar de estrategia y a comprender mejor el funcionamiento
del Estado. Se pasó de la lógica de la contraposición
frontal a la elaboración de métodos más
eficaces. Se aprendió a alargar el frente de consenso
y involucrar instituciones internacionales: un caso emblemático
es representado por las intervenciones de la UE a favor de la
causa mapuche.