rivista anarchica
anno 30 n.265
estate 2000


 

Brasil, el país de los relojes quebrados.

Sábado 22 de abril de 2000: el Brasil oficial cumple 500 años. "Oficial" ya que muchos nos recuerdan que esta tierra fue viva y poblada antes de la presunta descubierta portuguesa. Las diferencias somáticas entre las poblaciones nativas, el estudio de las alfombras y de las manufacturas, la comparación idiomática, inducen a muchos investigadores a poner en discusión la teoría de la corriente inmigratoria unidireccional desde el Estrecho de Bering por parte de tribus mongólicas. Se refuerza la hipótesis de un poblamiento progresivo, animado por grupos que atravesaron el Océano Pacifico provenientes de distintas regiones asiáticas. Una importante referencia respecto a los primeros pobladores son los cráneos fósiles encontrados en la isla de Santa Rosa en California, que se remontan a 30.000 años. El extraordinario florecimiento de culturas y civilizaciones que caracterizó la América precolombina hace difícil sostener un origen común. Las nuevas tesis parecen confirmadas por los recientes estudios sobre el ADN realizados por el Profesor Sergio Pena de la Universidad Federal de Minais Gerais.
El mito del descubrimiento revela la cara catastrófica de la invasión, cuando tomamos en cuenta el ritmo de aniquilación de los pueblos amerindios a lo largo de los siglos XVI y XVII, y su relación con la reimplantación de la economía esclavista en todo el planeta. Los invasores poseían una tecnología militar avanzada, pero demostraron una carencia absoluta de principios éticos. El motor de la conquista, más que la necesidad de la tierra, fue el afán de poder y oro. De hecho, en el caso brasileño, los primeros ocupantes pertenecían a la baja aristocracia y llegaban de un pequeño país todavía ajeno a los problemas de la superpoblación. Las cifras de la hecatombe pierden significado, pulverizándose en los horrores de la época, si no se enfoca la atención al llamado que los nombres de los lugares, las antiguas tradiciones y las gestas de los sobrevivientes manifiestan.
En los cuatro rincones del país el Gobierno Federal ha hecho armar enormes paneles electrónicos que cuentan los días que faltan hasta la hora cero: 22.04.00. Han sido casi todos destruidos por los que veían en la fecha fatal, el inicio de un calvario que todavía no terminó: la llegada de otra civilización que descubría recursos y tierras que en realidad pertenecían a los aboríjenes. Los indios del Mato Grosso y del Amazonas no habían elevado templos, pirámides o capitales suntuosas como los Incas. Aún así, sus existencias testimoniaban la posibilidad de una perfecta integración entre hombre y naturaleza. El mito del equilibrio e identificación con el ambiente ya había sido reprimido en la sufrida conciencia europea, lastimada por el equívoco que siglos de guerra y peste habían generado. La naturaleza considerada como enemiga, manifestación de lo diabólico, alter ego de pureza, castidad y doctrina moral.
Los relojes quebrados y la vana marcha de los indios hacia la sede de la pomposa fiesta gobernativa representan un reproche y un raro señal. El pasado puede caer en el olvido, vencido por la potencia de los aparatos de propaganda y siglos de dominación de raza, pero no puede ser borrado. Porto Seguro fue el lugar del primer desembarque de los portugueses. Para el aniversario se había invitado al Presidente de Portugal, planteando una reconstrucción histórica y armando una copia del galeón que costó 3 millones de reales. El clon, entre gritos y lágrimas, nunca pudo zarpar.
A la marcha de los indios se unía una columna de Sin Tierra, el movimiento de los peones por la reforma agraria. Los ST, activos desde el inicio de los '80 y en el pasado vinculados a la Teología de la Liberación, han intensificado su acción en los últimos tiempos, llevando a cabo ocupaciones y protestas en todo el país. Parece extraordinaria esta inédita alianza entre indígenas exasperados y proletarios rurales en busca de un campo para sobrevivir. La respuesta de la policía, infelizmente esperable, estuvo en sintonía con lo exclusivo y lo comedido de la party animada por los presidentes: 150 arrestos y 30 heridos. En verdad la fiesta no era dirigida a ellos, tampoco al pueblo brasileño, a quien se concedía una emisión televisiva. Ciento cincuenta presos, a los que en el balance se sumaban las dimisiones del Presidente de la Federación Nacional India, que denunciaba el falso histórico, la exclusión de los excluidos de siempre, la previsible e inútil represión.
Brasil sigue luchando y vendiendo su imagen de país tendido hacia un futuro de progreso y de prosperidad, sin considerar que tiene los píes hundidos en el barro, y el aliento del Fondo Monetario Internacional sobre el cuello. Entonces, en cada instante el fino hilo del diálogo con el Gobierno corre el riesgo de fallecer. Entonces, pocos días después de las celebraciones, un pequeño cultivador de 38 años era matado por la policía en la ruta de Curitiba. Antonio Tavares, militante de los Sin Tierra, el 2 de mayo viajaba en un colectivo con sus compañeros hacia la enésima confrontación. La ultima. Una foto en primer plano encuadra unas hoces amontonadas. De espaldas, milicos en uniforme de combate; al fondo, campesinos dispuestos contra una red metálica. Sentados, con los brazos cruzados encima de la cabeza; entre ellos 100 heridos.
La nota en los diarios: "arsenal de los Sin Tierra".

Massimo Annibale Rossi
Traducciòn: Massimo Annibale Rossi y Dìdac Sanchez Costa