rivista anarchica
anno 31 n. 273
giugno 2001


Patagonia, el olvido mapuche
Massimo A. Rossi

 

 

 

El naciente Estado argentino organizó la campaña con meticulosidad anglosajona. Una parte importante del gasto fue sostenido por capitales ingleses, en seguida premiados con la entrega de propiedades. Corría el año 1879 y el avance hacia las tierras habitadas por los mapuches se paró temporalmente en la costa del río Neuquén, en el lugar donde más tarde se fundaría la homónima ciudad. Las atrocidades cometidas por las tropas del General Roca, quien fuera el próximo Presidente de la República Argentina, quedan en el trasfondo de la empresa, que pasó a la historia como la "Campaña del desierto". Esta definición encierra en sí misma la desconsideración hacia el pueblo originario que vivía en Patagonia y en la actual Provincia de La Pampa.
La dinámica resultó contemporánea y similar a la que ocurría en el oeste de los Estados Unidos. Los tratados y las precedentes relaciones comerciales con los indígenas dejaron de existir, y el ejercito enfrontó con rifles a los enemigos armados con arcos y flechas. La estrategia de la tierra quemada comportó destrucciones y ejecuciones masivas. El último jefe en rendirse fue Valentín Sayeque, que se entregó en Junín de los Andes en enero de 1885. El Estado argentino se extendió en pocos años desde la provincia de Buenos Aires hasta la Tierra del Fuego e inmensas estancias comenzaron a poblar el paisaje meridional. La marcha provocó la desaparición de enteras etnias como los Onas en el extremo sur, la dispersión o la segregación en reservas de los que sobrevivieron. Una imagen emblemática de la época muestra un grupo de fueguinos presentados como caníbales y fenómenos de circo durante la Exposición Internacional de París de 18891.
La mayoría de los mapuches argentinos vive en las provincias patagónicas de Neuquén, Río Negro y Chubut. Grupos significativos están presentes en Santa Cruz y en La Pampa. Si bien no existen estadísticas oficiales, su numero se calcula en unos 300.000 miembros. En Chile alcanzan el millón y representan un décimo de la población. En ambas vertientes de la cordillera, la mayoría de los indios emigró con el tiempo hacia las ciudades, poblando típicos barrios degradados latinoamericanos. Un fenómeno reciente es el regreso de muchas comunidades a la cultura tradicional, dentro de lo que se llama el "levantamiento indígena".
La Provincia de Neuquén es la realidad más avanzada. La Confederación local representa 45 comunidades y, con los grupos urbanos, anima la Coordinadora de las Organizaciones Mapuches. Su sede está en un barrio de mayoría indígena y comprende un centro cultural, laboratorios creativos y la redacción del "Werken Kuruf", El Mensajero del Viento. Se trata de una revista periódica de tirada limitada hecha por el Grupo de Apoyo y distribuida gratuitamente hasta la Provincia de Santa Cruz y en Chile. La historia de la Confederación empieza en los años 70 en el interior de la Pastoral del Trabajo, de la cual se distanciaría más tarde. Una figura crucial del catolicismo post-conciliario fue Jaime Francisco de Nevares, obispo de Neuquén hasta 1991. La Confederación fue proscrita durante la dictadura, volviendo a la legalidad en el 1983. La reanudación llegó con la adhesión al movimiento panamericano de denuncia del genocidio que acompaño el "descubrimiento" de América. El 1992 registró una movilización sin precedentes y el surgimiento de organizaciones hermanas en las provincias meridionales y en Chile.
Desde entonces el tema de la identidad se convierte en el elemento central de la lucha indígena. El idioma nacional, la cultura, la enseñanza de la historia oficial y la religión católica son puestos en entredicho. En las comunidades se reafirman las autoridades originarias, se vuelve al uso de la lengua aborigen y a la celebración de las ceremonias ancestrales. La organización social mapuche es esencialmente horizontal, solidaria, y vinculada a un fuerte espiritualismo natural. El lonko es el cacique elegido por la comunidad, al lado del cual se encuentran el pijan kuse y el werken. Figuras, la del sacerdote y del mensajero, asumidas indiferentemente por hombres y mujeres. El hecho de su reciente colonización, y la incompatibilidad entre cosmovisión mapuche y cultura dominante han permitido la conservación de las antiguas costumbres y su renacimiento en años recientes.
Es frecuente el caso de comunidades que en el último decenio han atravesado las distintas fases del proceso de identificación. De este asunto hablamos con Jacinto Claleo, desde algunos años lonko de Gelay Ko a 150 Km de Neuquén: "Hasta los años 60, la mayoría hablaba mapudugun, luego el idioma empezó a desaparecer. Los jóvenes fueron emigrando y los campos empezaron a despoblarse". Los mapuches no viven en pueblos, sino que diseminan sus casas, las rukas, alrededor de los pastos. Las tierras patagónicas son áridas, a menudo semidesérticas, sólo aptas para crear ovinos. Gelay Ko Al inicio de los años 90 retomaba sus autoridades originarias y empezaba la recuperación del mapudugun. "Cuatro años atrás decidimos volver a nuestra religión. Dejamos claras nuestras intenciones y los pocos puntos que veíamos en común con el catolicismo. Después de varios intentos, los curas dejaron de venir; sólo diez familias siguieron siendo católicas".
Alrededor de nosotros y hasta el horizonte, pastos flacos azotados por los vientos. A lo lejos, casas de ladrillos y cal. Los muebles son esenciales: mesa, sillas y una cocina a leña, que en invierno sirve también de estufa. En un rincón hay una gran bandera mapuche. En las comunidades, durante los últimos años, las condiciones han empeorado, ya sea a causa de la caída vertical del precio de la lana, ya sea por las alambradas que cercan campos que fueron abiertos. "Hasta 1967" prosigue Jacinto, "conducíamos el ganado por la veranada hasta la pre-cordillera. Luego empezaron a cercar, a construir predios para los turistas, a plantar florestas artificiales…". Resultado: una explotación excesiva de los pastos de invernada, y el relativo empobrecimiento del suelo.
El acaparamiento de las tierras es una de las causas del descontento indígena en las dos vertientes de la cordillera y uno de los motivos de la caída del precio de la lana. Benetton tiene en Argentina cerca de 1.000.000 de hectáreas, lo que equivale a cerca la mitad de la provincia de Tucumán. La introducción de métodos y maquinaria modernas ha provocado drásticas reducciones de personal, manteniendo inalterado el costo de la mano de obra: un pastor gana 200 $ mensuales. Por otro lado, las plantaciones industriales han alterado el equilibrio hídrico. Las especies introducidas necesitan grandes cantidades de agua y en consecuencia achican las napas freáticas y los arroyos.
Gelay Ko fue trastornada en los años '50 tras la llegada de las compañías petroleras. El suelo, árido en la superficie, esconde inmensas riquezas en su profundidad. Petróleo y gas son extraídos en la Patagonia para alimentar las poderosas economías de la Provincia de Buenos Aires, del Brasil meridional y de los estados desarrollados. Sin embargo la miseria local permanece inalterada, y aún las condiciones de vida han empeorado. Desde hace algunos años esta comunidad, al igual que Loma de la Lata, más al norte, se ve obligada a aprovisionarse de agua a través de auto tanques. Las compañías están perforando en todos lados, y para llegar al petróleo tienen que atravesar las napas, contaminándolas. El ganado se enferma y muere; entre los humanos aumentan sufrimiento y plagas. Son frecuentes los casos de aflicciones en la piel y en los ojos. A falta de estadísticas, se señala el crecimiento de los casos de cáncer. Una investigación del 1998, realizada en el área de Loma, confirmó la presencia de excesos de plomo en la sangre de los niños mapuches.
La mayoría de las comunidades de las provincias patagónicas están asentadas en tierras fiscales, lo que hasta ahora ha mantenido precario el usufructo de los campos y las posibilidades de sustentarse. El reconocimiento del título de comunidad es fundamental para evitar el riesgo de ser vendidos junto al terreno. Una campaña intensa se está llevando a cabo para garantizar los asentamientos, ya que aún se cometen muchos abusos. Un discurso paralelo ha involucrado las tierras de reserva, cuyos confines han sido redefinidos, o sencillamente ignorados, muchas veces. Algunas reservas, como en el 1937 la de Nahuelpán en Chubut, fueron suprimidas por ley y sus habitantes expulsados. El crecimiento de las organizaciones indígenas ha provocado un profundo debate sobre la tierra y la puesta en marcha del proceso de recuperación.
Ocupaciones, abatimientos de alambradas, conflictos con terratenientes y entes estatales se registran en toda la región. Los indígenas reivindican sus derechos como habitantes originarios y levantan el velo sobre la violencia que acompañó el siglo de normalización. El movimiento parece incompatible con la política de venta masiva y estímulo de las inversiones extranjeras sostenida por el gobierno. Hoy se dan decenas de procesos activos y amplias áreas de choque. Las tierras recuperadas son distribuidas en lotes individuales de amplitud proporcional a las necesidades de cada familia.
"El sistema dominante", nos dice Jorge Nahuel, portavoz de la Coordinadora, "considera la propiedad privada el valor más sagrado. Pero ha empleado el mismo principio para legitimar el saqueo de nuestras tierras. La recuperación choca contra un derecho concebido por intereses particulares. La lucha no puede ser jurídica, tiene que expresarse políticamente, por medio de la movilización. A pesar de que nuestra organización pueda contar con un equipo de valientes abogados, las condenas por usurpación son frecuentes. El hecho de que actualmente ninguno esté preso está relacionado con las denuncias presentadas a nivel internacional y las campañas de apoyo a nuestra causa. Existe una contradicción fundamental entre lo legal y lo que es real. El Estado es muy fuerte jurídicamente, pero débil moralmente ya que es responsable de la condición de miseria de mi pueblo".
Una venta masiva de tierras fiscales ha involucrado el área andina de Plumarí, departamento de Aluminé, a 350 km de Neuquén. Las concesiones se iniciaron en 1995 a través de la Corporación Interestatal Pulmarí, provocando la reacción de las comunidades locales. Como consecuencia de las denuncias internacionales, intervino el Parlamento Europeo enviando una comisión de observación. Paralelamente se encaminaba una encuesta a cargo del director del CIP por supuestas irregularidades en las cesiones. El ritmo de las privatizaciones se aceleraba en sintonía con la movilización y las intervenciones internacionales. Domenico Panciotto, empresario italiano, se adjudicaba la propiedad del lago Pulmarí, planteando la creación de un predio turístico con pretensiones ecológicas, dirigido a clientes de elite. En el área se encuentra un lugar sagrado, al que, como en toda la estancia, una alta alambrada impide el acceso.
Un rasgo significativo en la manera de expresarse de los mapuche es la ausencia de estupor ante las fechorías de los winkas. Sin embargo los problemas contingentes se sitúan en un segundo plano, detrás del tema de la recuperación de la identidad. La posición sostenida por la Confederación parece radical e inspirada en una suerte de nacionalismo indígena. "La cuestión de la identidad mapuche está vinculada, en primer lugar, al contexto cultural" subraya Nahuel. "Más allá de la inevitable contaminación determinada históricamente, revindicamos la pureza cultural mapuche. El dato genético entra en juego respecto al origen común. Desde nuestro punto de vista, un mapuche que adhiere a un sistema religioso extraño, renuncia a su propia identidad. El miembro de la comunidad que promueve una espiritualidad ajena es particularmente peligroso porque opera con pleno conocimiento de su gente. La iglesia ha elaborado muchas estrategias de penetración. En lo especifico Don Bosco se planteaba adoctrinar a los jóvenes, y en particular a los hijos de personas influyentes, para desarrollar el proceso de evangelización. Nosotros juzgamos esa estrategia una perversión, ya que se orienta a la destrucción de nuestra cultura. Una estrategia coordinada y paralela a la del ejército argentino: los salesianos la aniquilación espiritual, los militares la física".
La intransigencia expresada por la Coordinadora tiene que ver con los daños sufridos por la colonización, y refleja la exigencia de dar un giro decisivo al proceso de renacimiento de la identidad indígena. Exigencia conflictiva respecto a los, individuos y organizaciones, que tratan de conciliar la matriz cultural ancestral con la fe católica. Juan Fontana es un portavoz winka del Equipo Nacional Pastoral Aborigen, organización que tiene fama de haber hecho propia la filosofía de Nevares. Su intervención involucra el reconocimiento del status legal de la comunidad, la educación intercultural, la defensa jurídica, y la recuperación de las raíces culturales y religiosas indígenas. "Nuestra acción se inspira en el ecumenismo del Concilio Vaticano II, en el cual Nevares participó desde la preparación. Existe un contacto importante entre el cristianismo y la espiritualidad mapuche".
La cuestión de la educación intercultural se sitúa en el centro del debate actual. En la provincia de Neuquén, está en fase de discusión parlamentaria el proyecto de introducción de la enseñanza bilingüe en el sistema escolar. Proyecto en el cual la Coordinadora enfatiza los límites, pero que a nivel nacional representa un posible modelo y una importante innovación. El riesgo sería que la enseñanza del mapudugun prescindiera de la critica a la interpretación de la historia dada por los vencedores y que no esté acompañada de la profundización de la cultura mapuche. El debate representa una rara ocasión de confrontación entre dos sociedades que quedaron separadas. Si bien los progresistas neuquinos se dicen involucrados en la causa indígena, no emerge un partido o movimiento social que proponga una intervención concreta. Así se consolida la desconfianza de los mapuches hacia las instituciones democráticas y su sustancial extrañeza respecto la lógica partidaria.
A pesar de los positivos resultados obtenidos en el campo, la mayor parte de los nativos vive en las ciudades. La Coordinadora pide extender la enseñanza intercultural a los barrios mapuches, donde plantea intensificar la acción social. Los grupos urbanos no están todavía estructurados de forma comunitaria, y quedan fuera de la Confederación. El estatuto relativo está en vías de modificación para favorecer su ingreso y su involucración. "Los hermanos que viven en la ciudad" precisa Nahuel, "tienen derecho a que se incorpore la enseñanza de su cultura en los planes educativos, y que se haga equiparándola a la educación nacional". La intervención parece importante ya que las consecuencias de la emigración indígena a la ciudad conducen a la degradación y al abuso de alcohol.
Si bien los contactos y las colaboraciones a nivel provincial están bien estructurados, la perspectiva de armar una organización nacional parece lejana. Un amplio frente se formó después de la dictadura uniendo movimientos indígenas y de los derechos humanos con la pastoral católica y las organizaciones no gubernamentales. El resultado fue la incorporación de un articulo sobre los derechos de los pueblos originarios en la Constitución Nacional de 1984. Se trata de un texto avanzado, cuyos presupuestos fueron sacrificados dadas las prioridades económicas de un estado en permanente situación de emergencia. La Coordinadora exprime por otro lado una franca aversión a la actividad política de sus militantes, en cuanto implicaría legitimar un sistema democrático ficticio. "Las democracias" declara Nahuel," serían verdaderas en el momento en el que los sectores marginados llegaran a tener representatividad. Es necesario crear un sistema que supere la lógica partidista. Los partidos son organismos vacíos de sentido y que persiguen intereses particulares; son nidos de corrupción en los cuales no queremos involucrarnos".
La propuesta planteada por la Coordinadora prevé la constitución de un Parlamento y de un Gobierno autónomos mapuche. "Queremos elegir nuestros representantes y crear una estructura que refleje nuestra cultura. Sobre este proyecto tendremos que movilizarnos cuando se trate la revisión de la Constitución provincial". El problema que se plantea tiene que ver con la relación entre institución indígena y estado. El poder central debería aceptar la delegación de muchas de las funciones que le son propias. El conflicto se agudiza hasta la incompatibilidad considerando el tema de la gestión de los recursos y el derecho propietario. La dinámica implícita amplifica el riesgo de profundizar el surco entre los winkas y los originarios, los cuales, a pesar de las especificidades, viven en la misma tierra. "Principio inspirador de nuestra acción es establecer acuerdos y vínculos con todas las victimas de este sistema. La única manera de mantener relaciones valientes en el tiempo es que cada actor defina claramente su línea de acción y el sentido de sus exigencias. Perspectiva en la cual cada uno podría crear organismos de representación propios. El Parlamento Autónomo es un proyecto provincial, pero nuestra intención es sublevar la cuestión a nivel de pueblo, más allá de las fronteras nacionales".
El antecedente del Parlamento Mapuche se encuentra en las antiguas asambleas de las autoridades originarias. Las comunidades tenían una estructura esencialmente clanica, que se perdió con la guerra del 1879. La función del lonko era sustentada por el patriarca y venía trasmitida linealmente. Con la intensificación de las exigencias militares se optó por el método de la elección, que es adoptado aún hoy. La elección es general e involucra a la comunidad entera. La propuesta de la Coordinadora resulta original respecto al compromiso con los mapuches urbanos, y la tentativa de reforzar sus vínculos con las raíces culturales. El proceso de recuperación de la identidad prevé el regreso a la tierra y la puesta en marcha de instituciones comunitarias a nivel de barrio.
El Nor feleal es el órgano de la justicia tradicional. Con el Parlamento y el Gobierno constituye el fundamento del proyecto de autonomía mapuche. "Un funcionario del estado" continua Nahuel, "es esencialmente inadecuado para administrar la justicia en las confrontaciones de un pueblo y de una cultura que no conoce; el derecho winca es inadecuado a nuestra sociedad". En la provincia se está discutiendo la reforma del código penal, y las organizaciones indígenas han conseguido incluir en el proyecto un articulo sobre el derecho a la autodeterminación. La justicia sería administrada por las comunidades en todos los casos que no implicaran un homicidio. La propuesta tiene antecedentes en los Estados Unidos y en Colombia, pero es la primera vez que se presenta en Argentina.
Los representantes de la Coordinadora de Neuquén sostienen que las experiencias locales pueden representar un modelo para las demás provincias. En este sentido se auspicia la próxima constitución de una confederación en Chubut. En Chile, sin embargo, la situación es diferente. Los espacios de organización parecen limitados a causa de la agudización del choque con el estado. En Argentina se subraya como el nivel de represión ha sido inversamente proporcional a la capacidad organizativa indígena. A mediados de los años 90, el movimiento atravesó una fase critica, caracterizada por el crecimiento de los procesos judiciales, los arrestos y los desalojos. La experiencia llevó a cambiar de estrategia y a comprender mejor el funcionamiento del Estado. Se pasó de la lógica de la contraposición frontal a la elaboración de métodos más eficaces. Se aprendió a alargar el frente de consenso y involucrar instituciones internacionales: un caso emblemático es representado por las intervenciones de la UE a favor de la causa mapuche.

Massimo A. Rossi
Traducciòn: Massimo Annibale Rossi y Dìdac Sanchez Costa

1. Una interesante reseña de imágenes tomadas por la camera de un misionero italiano es contenida en A. M. De Agostini, I miei viaggi nella terra del fuoco, Torino, Soc. Ed. Internazionale, 1934.